¿Cómo te lo tengo que decir?
lunes, 9 de abril de 2012
Soñando sueño
sábado, 7 de abril de 2012
Malvinas Argentinas
sábado, 31 de marzo de 2012
Un mundo extraño (cualquier semejanza con la ley antitabaco es absolutamente intencional)
domingo, 25 de marzo de 2012
Tiempo muerto
Es curioso. Estamos en otoño y parece primavera...
Resulta sorprendente comprobar que, el aroma de las hojas secas, recuerda más al de unas sábanas limpias recién puestas, que al de un húmedo cuarto abandonado por el alma de un anciano enfermo.
Y es que, el verano extinguió con su calor, las penas del árbol abatido por un pasado que creía mejor. Y lo hizo con su mejor vacuna: tiempo muerto.
Porque en agosto todo se para, hasta el tren de la esperanza…
Pero aún así, sola, empapada en lágrimas de sudor amargo, allí, en aquella estación de las ideas muertas, el sol recogía mi tristeza todas las mañanas y permanecía a mi lado todo el día, solemne y fiel, casi sin hablarme.
¡Qué sabio es el sol!
Él sabía que no necesitaba sus consejos pero, su silencio, me alumbraba.
Me seguía a todas partes y me tendía sus brazos ardientes cuando lo necesitaba, retirándose sólo cuando me sabía bien acompañada por sus cómplices, las estrellas.
Ellas siempre estaban dispuestas a sacarme una sonrisa jugando al escondite.
¡Qué divertidas son estas estrellas!
A veces, también ella asomaba por allí, con su tez blanca y mirada sonriente, regalándome serenidad y ternura con su suave compañía. A ella es a quien siempre le contaba mis confidencias, porque escucha paciente siempre, y es imparcial, si opina; por algo es la madre de todas las criaturas.
¡Qué gran mujer es la luna!
La que aparecía cuando menos lo esperaba, era Soledad. Al principio no fue bien recibida, pero antes de que me quisiera dar cuenta, ya era una amiga. De esas que una hoy ya no recuerda si la eligió o se dejó elegir, pero una amiga incondicional al fin y al cabo. Reconozco que, hoy por hoy, es imprescindible en mi vida. Eso no es bueno, lo sé... pero a veces se lo digo y me deja a mi libre albedrío.
¡Qué comprensiva es mi Soledad!
Y, así, fue pasando el tiempo muerto hasta que, de pronto, una mañana recibí al sol con una gran sonrisa. Ese día, no sé quién de los dos estaba más feliz. Supongo que yo porque, a pesar de que sabía que pronto se iría, su rostro reflejaba el final del tiempo muerto y, en breve, la vida retomaría el movimiento habitual, y con él, nuevas paradas se abrirían en mi camino. Y al final del recorrido, nos volveríamos a ver.
Es curioso... parece primavera.
Huele más que nunca a azahar… y me parece ver al sol en cada esquina…
Escucho cánticos de pájaros alborotados… y las noches son más cortas, a pesar de que me cuesta conciliar el sueño…
Hasta siento mariposas revoloteando a mi alrededor! como cuando un nuevo amor llama a la puerta…?
¡Qué curioso! ¡Si ya es primavera!
@ Inovo 2009
viernes, 23 de marzo de 2012
Noche de Bondi
lunes, 5 de marzo de 2012
Por qué la gente hace esas cosas
A mitad del relato me volví hacia mi derecha buscando en la cara de Pedro el indicio de que Quique estaba de broma. Nada, la cosa iba en serio. En ese momento llegó Carlos. Apenas hizo un gesto a modo de saludo y se sentó en silencio para no interrumpir.